Esa es la idea del artículo de Raquel San Martín, "De nativos digitales a náufragos en la Red", exponer cierto naufragio y nomadismo sin norte de buena parte de los "nativos digitales". Veamos:
La metáfora "nativos-inmigrantes", que cumple diez años por estos meses, logró el máximo éxito que se puede esperar de un giro del lenguaje: pasar del mundo de la informática y la academia a impregnar el sentido común.Por nuestra parte, hemos ya señalado las ventajas y limitaciones de esta metáfora, siendo que que es muy expresiva en su provisión de imágenes y sentido, por un lado, y los riesgos de una lectura aislacionista, por otra.
Sin embargo, explicar así la división generacional tiene sus riesgos. No sólo elimina las diferencias socioeconómicas y culturales entre los chicos "nativos" en distintas geografías; también deja a los docentes y a la escuela -a los adultos en general- en una posición de impotencia e inutilidad. Pero, sobre todo, coloca en la tecnología la causa y consecuencia de los cambios que, en rigor, se están produciendo más en el mundo real de las familias y las relaciones que en el espacio virtual de las pantallas.
Por otra parte, la metáfora nativos-inmigrantes tiene otra limitación que se ha hecho cada vez más visible. ¿Cómo congeniar las enormes destrezas tecnológicas de estos nativos con las frecuentes dificultades que muchos de ellos tienen para la expresión escrita o la comprensión de textos? ¿O que convoquen a rateadas masivas y luego se sorprendan del impacto que eso tiene en el mundo real? Hay quienes con ironía ya empezaron a usar el término "naúfragos" digitales para hablar de estos chicos. La cuestión es: ¿están los adultos preparados para ir a su rescate?
Además, desde luego, de las diferencias de base de las que los unos y los otros parten y que condicionan cualquier relación con la tecnología y sus proyecciones.
Aparte de ello, en cuanto a las características atribuidas a tantos "nativos" nos parece que tienen directa e indirecta vinculación con todo un mundo en transformación que esta más allá de estas tecnologías aunque muy bien estimuladas por ella.
En la nota, nos consultan acerca de ello, y esto opinamos:
"La tecnología digital puede operar como una parte más transparente de situaciones que en realidad se dan en otros ámbitos", dijo Sergio Balardini, integrante del Programa de Estudios de Juventud de Flacso.Artículo completo: "De nativos digitales a náufragos en la Red"; Suplemento Enfoques, La Nación; 18-07-10.
Primero y centralmente, en la familia. "Los diálogos y modos de relación de padres e hijos son diferentes, más horizontales. Hoy las decisiones se consultan con los hijos o se debaten frente a ellos, con la idea de que todos podemos opinar. Eso cambia radicalmente el reconocimiento de qué es autoridad y respeto", apuntó. "Cuando un adulto consulta a su hijo cómo usar un aparato, eso tiene un correlato que no se relaciona con la tecnología. Son padres que, por distintas razones, también consultan a sus hijos sobre cuestiones de la vida, lo que antes era impensado".
Muchos adolescentes, plantea Balardini, ya no preguntan a los adultos qué hacer y deciden entre pares. Como en la web. "La figura del adulto perdió peso específico. Ya no hay tanta confrontación entre jóvenes y adultos como desconexión entre unos y otros, como si estuvieran en vías paralelas. Esta simetría no sucede porque la tecnología la impone, sino que transparenta circunstancias extratecnológicas".
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