Ayer tuve la ocasión de participar del seminario "Nuevas perspectivas y estrategias para el trabajo educativo con adolescentes y jóvenes en tiempos y espacios no escolares", organizado por el CEDES. Mi intervención se orientó a recorrer los contextos y relaciones que permiten construir sentido a las prácticas sociales, en particular, de adolescentes y jóvenes. Como siempre, la idea es que para avanzar en su comprensión, es necesario considerar, al mismo tiempo, la situación y posición de los adultos. Y de las instituciones, del Estado y la sociedad.
Uno de los puntos que surgieron en la conversación fue la emergencia de las Nuevas Tecnologías y su impacto en la organización productiva (robotización + informatización), primero, y la vida doméstica, después. Y consideraciones políticas alrededor de la, en su momento llamada, Revolución Científico-Técnica.
Al respecto, me pareció que valía la pena, traer un párrafo del Prólogo del libro "La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo", que se publicó en septiembre de 2000.
"Al mismo tiempo, en tanto que se desmovilizaba a la sociedad mediante la represión y la proscripción, y se golpeaba con fuerza a la organización popular (partidos, sindicatos, organizaciones de base), se aceleraban los cambios destinados a modificar el patrón de acumulación con la reorganización productiva impulsada por la Revolución Científico-Técnica. En términos del propio Marx, '[la] renovación prematura de los medios de producción a una escala social más bien amplia son fundamentalmente obligados por las catástrofes o las crisis' (Marx, 1978: 204). Y, justamente, de eso se trataba, de una crisis de acumulación.
En muy pocos años, en la esfera de la producción devendrán la robotización, la informatización, la disminución del número de empleos y la reducción de los salarios. El aumento de la productividad, acompañará el temor a la pérdida del empleo y la reducción consecuente de las luchas por los derechos sociales y laborales.
Por otra parte, las pequeñas unidades productivas van a sustituir al establecimiento de tipo fordista, y los sindicatos verán caer el número de sus miembros estrepitosamente. Finalmente, a las políticas de desmovilización y de reorganización productiva, se agregará la Reforma del Estado (privatizaciones, descentralización, focalización, restricciones a la seguridad social y apertura de los mercados) como respuesta específica a la crisis del Estado de Bienestar, imponiéndose como fórmulas universales y configurando la nueva relación emergente entre Estado y sociedad".
A quien le interese esta perspectiva crítica, sugiero leer el artículo completo: "La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo". Prólogo. Sergio Balardini. Septiembre de 2000.
Actualización complementaria:
Algo sobre lo que estuve pensando que es importante agregar:
Otro fuerte empuje al desarrollo de la RCT, y su vínculo estrecho con un modelo económico, fue, por un lado, una fórmula de salida a la crisis de los años 70; pero, también, su asociación con la lucha geopolítica, y, especialmente, con la propuesta de Ronald Reagan denominada "Guerra de las Galaxias", que implicaba desarrollar un escudo antimisilístico que convertiría en inocuo el sistema de misiles soviético, y que significó una enorme erogación en desarrollo Científico y aplicación Tecnológica. De paso, esta nueva carrera armamentista (y tecnológica, como lo es siempre), colaboró notablemente en la crisis final de la URSS, y prologó la aplicación de las nuevas tecnologías, muy tempranamente, en todo tipo de aparatos propios de la vida doméstica. Síntesis: impulso a la competitividad, relanzamiento de la economía, fin del mundo bipolar, impulso al desarrollo en CyT traducido en robótica e informática y sus multiples derivados. Luego, sus implicancias en la vida social, económica, política y cultural de nuestras sociedades, y la aceleración de los cambios a la velocidad del chip.
Sobre este tópico, sugiero leer: El auge de la economía mundial 1983/1989. Los trucos del neoliberalismo. De Theotonio Dos Santos, en Nueva Sociedad 117; enero-febrero de 1992.
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