domingo, julio 12, 2009

Una vez más el celular

Artículo en la revista "Nueva" en el que hacemos algunas consideraciones sobre el /los usos del celular.

"El celular es imprescindible porque organiza nuestra vida. En un pequeño objeto convergen funciones que nos permiten resolver diversas cuestiones. Es un gran facilitador personal”, define Sergio Balardini, psicólogo que integra el programa de estudios de juventud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). “Frente al nomadismo frecuente, las numerosas actividades en distintos lugares y las agendas complejas y variadas de los adultos, los niños y los adolescentes, el celular cumple una función altamente valorada y efectiva. Concentramos en él comunicación, información y la resolución de tareas pendientes. O sea, es funcional a las necesidades de la vida familiar, social y productiva del presente, además de permitirnos entretenernos en los ‘entretiempos’".

Ante la consulta sobre el eventual potencial "adictivo" del celular, y los temores que esta concepción tan difundida -y poco argumentada- genera, evitamos este término y nos preguntamos, en cambio, por cómo nos relacionamos y 'dependemos' de esta nueva tecnología, como de tantas otras, contrastando con algún absurdo. "Desde esa perspectiva, ¿por qué dependemos de los autos? Es posible vivir sin ellos y, de hecho, mucha gente lo hace. Sin embargo, nadie puede negar que contar con un vehículo facilita el desenvolvimiento social y productivo y el desplazamiento de los individuos. Algo similar puede pensarse sobre el celular, aunque eso no significa que posea, en sí, valores esenciales o que le den sentido a la vida. Los celulares son altamente valorados, aunque, desde luego, hay que reconocer que el marketing hace su juego en la construcción de imágenes que vinculan consumo, novedad, poder tecnológico y valor social".

"El celular modificó la interacción entre los actores de la sociedad del mismo modo que, a su tiempo, lo hicieron aquellos inventos que facilitaron las comunicaciones interpersonales –explica Balardini–. Como positivo, nos permite una mayor vinculación con quienes están distantes. Pero, asimismo, y este es un aspecto polémico, concede un mayor control, ya que no solamente podemos saber dónde están nuestros hijos o familiares, sino que cualquier persona, cuando lo disponga, puede contactarnos. Es decir, modifica nuestra percepción del espacio al hacernos sentir próximos respecto de los otros y nos genera una nueva vivencia de organización de la temporalidad, dado que podemos ser ubicados y ubicar a quien fuera con una simple condición: que el celular esté encendido".

"En la medida en que vivamos en una sociedad tecnocultural y nuestros días continúen tornándose más complejos, con actividades múltiples que nos lleven de aquí para allá, y en un tiempo que nos exige respuestas rápidas, será inevitable la presencia del celular en extensión e intensidad", descuenta Balardini. "En este sentido, las posibilidades de elección personal son relativas, si bien siempre es recomendable reflexionar sobre los modos en que usamos los objetos y las tecnologías, buscando equilibrios y pensando no sólo las cosas que hacemos, sino cómo las hacemos, y aquello que dejamos de hacer en virtud de ello. Hay que tener en claro que lo que está en juego y motoriza la presencia masiva del celular es un tipo de organización social, familiar y productiva, con sus valores asociados".

Artículo completo: "Su majestad el celular"; por Mariano Petrucci. Revista Nueva. 12-07-09



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